3 de junio de 2010
Buena suerte, mala suerte.
¿Quien puede decir quién tiene suerte? ¿Sólo porque algo bueno nos pasó es buena suerte? Me convencí de que en la vida las cosas suceden porque las personas las generan. Si tan sólo quiero algo, lo busco. Si necesito descansar, duermo. Pero que pasa cuando los deseos que tengo recaen en las decisiones de otras personas. Ahí mi suerte queda a la deriva y pasa a manos de otros que no saben o no son concientes de lo importante que es ese deseo.
¿Se juega con la suerte de los demás o ellos juegan con mi suerte? Se mezclan los momentos para que en ellos este la decisión que, tal vez, cambie mi rumbo. Puede ser un cambio en la vida, ¿Por qué no? pero seguramente mis seres queridos seguirán estando ahí, al igual que mis amigos, porque ellos, los verdaderos, no cambias jamás. ¡Eso es tener suerte!
Se que el pensar en positivo me da más optimismo a la espera. A veces pienso: ¿en que fallé? para que con el tiempo lo que creía que era un hecho pase a ser parte del pasado y, otra vez, sólo me reivindique poner las fuerzas en otra búsqueda.
Según Isaac Asimov “La suerte favorece sólo a la mente preparada” entonces será cuestión de preparar la mente, abrirse y aceptar las buenas y malas suertes.
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